El tema de los estudios africanos es muy particular. Vincent Bonnecase, investigador del CNRS y antiguo redactor jefe de Politique africaine, acudió al Espacio Mendès Francia para explicar cómo este campo específico de las ciencias sociales permite comprender lo que realmente ocurre en el continente. Se trata de un sector de investigación joven en comparación con otros de las universidades. En la primera mitad del siglo XX, la idea ni siquiera existía. Las ciencias sociales se utilizaron principalmente para apoyar los movimientos coloniales y la diferenciación racial.
No fue hasta la Segunda Guerra Mundial y la reanudación de la independencia de las colonias cuando nació el concepto de estudios africanos en algunas facultades. En los años sesenta y setenta, todo el movimiento de investigación estaba impulsado por un prisma socialista. Es decir, se centraba en las miserias causadas por el sistema económico mundial, las cicatrices de la colonización, etc. Veinte o treinta años después, los estudios africanos dejaron de tener una perspectiva occidental y se interesaron realmente por lo que pensaban y vivían las distintas poblaciones africanas.
Las ciencias sociales son, por tanto, una forma de dibujar una imagen de lo que realmente ocurre. Se trata de un contrapunto esencial en un momento en que el discurso xenófobo aumenta en la política y los medios de comunicación. Así pues, la "crisis migratoria" es simplemente un movimiento migratorio un poco más sostenido, como los hubo en el pasado, sin que la población europea sea sustituida. La cuestión del salafismo y el islam también está mucho más dividida y es más compleja de lo que sugieren los titulares. Ciertamente, algunos de los seguidores guardan rencor a Occidente, pero a menudo hay ira hacia la política local o nacional.
Algunos critican la blancura de los estudios africanos y dan a entender que se trata de un racismo casi latente. Como si África fuera incapaz de hablar de sí misma. El Sr. Bonnecase escucha estas críticas y las comprende. De alguna manera, tratar al continente de forma diferente a los demás es casi un insulto. Si la sociedad africana es igual que las demás, ¿por qué hacerla un tema aparte? Sin embargo, según el investigador, esta rama sigue siendo necesaria sólo porque arroja luz sobre poblaciones que serían ignoradas por las universidades asiáticas, europeas o estadounidenses. Aunque siempre se puede mejorar, los estudios africanos son un faro esencial para superar las ideas preconcebidas.
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