Las aplicaciones de deepfake funcionan según un principio bastante sencillo: la mecánica de los rostros puede descomponerse en elementos que pueden transponerse de un rostro a otro. Una vez establecida la proporción de los segmentos, las características del original pueden adaptarse proporcionalmente a las del objetivo.
El entrenamiento de la inteligencia artificial para manipular millones de imágenes hace el resto; cuanto más potente es, más referencias tiene, mayor es su resolución y más realista resulta. Así, a partir de una simple foto, se puede transponer y animar la imagen obtenida superponiéndola a un vídeo digitalizado, respetando las mismas proporciones.
Las divertidas aplicaciones de hiperestructuración disponibles en el mercado son ya sorprendentes, mientras que otras aplicaciones profesionales que utilizan no sólo una foto del objetivo sino varias, tomadas desde distintos planos, contextos y mostrando diferentes emociones, permiten producir secuencias de vídeo casi perfectas.
Si sustituir la cara en una foto parece bastante sencillo, hacerlo en un vídeo lo es mucho menos. Los servicios ofrecidos proponen descargar una foto y transponerla a fotos o vídeos genéricos. Algunos incluso se ofrecen a transferir los elementos a otros que usted proporcione y, si está dispuesto a pagar, a hacerlo en alta resolución.
Implicaciones
Aunque el vídeo es uno de los medios de promoción más eficaces, la posibilidad de distorsionar su significado atenta fundamentalmente contra la credibilidad que puede aportar. El resultado es una devaluación de la confianza en cualquier producción digital que no esté validada o certificada. Ya estamos viendo que toda una industria de certificación a través de blockchain está aprovechando la oportunidad.
Otro efecto es el desarrollo de la desconfianza en las "pruebas" de vídeo o fotografía. Podemos predecir el regreso con fuerza de las manifestaciones "en vivo", sin mediación digital.
Por último, el desarrollo del pensamiento crítico y de los procedimientos de certificación también se está convirtiendo en un imperativo. Por ejemplo, el grado de desconfianza puede modularse en función de la cantidad de datos digitales accesibles a una inteligencia artificial: cuanto más haya, mayores serán las posibilidades de manipulación. Por lo tanto, resulta esencial poder rastrear la fuente, de ahí la necesidad de una cadena de bloques que certifique la procedencia inalterada y, en última instancia, comprometa la reputación del remitente.
Estas son algunas de las aplicaciones más populares de la hipertrofia. Ya se puede apreciar el alcance.
Muchos juegos serios abordan el tema del desarrollo sostenible. Pero antes de que se propusieran estas soluciones, las personas innovadoras tuvieron que ir a contracorriente de la sociedad y luchar por mejorar su entorno. Un juego de aventuras con humor, presentado por el National Film Board, enseña a los niños las actitudes que deben adoptar para marcar la diferencia.
La astrofísica está en su apogeo. Nunca antes los investigadores habían tenido tanto acceso a datos e imágenes. Y esto no hará más que aumentar en los próximos años. Por lo tanto, las inteligencias artificiales podrían ayudarles a analizar esta gigantesca masa de información.
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La inflación pesa cada vez más sobre la población. Este impacto económico es tanto más importante cuanto que los salarios siguen poco o nada esta subida de precios. Pero, ¿cómo se puede explicar esto? Muchos acontecimientos recientes y actuales repercuten en el coste de todo lo que consumimos.