Mafalda es una heroína de cómic como pocas. Esta niña argentina de seis años es extremadamente lúcida sobre su mundo y emite juicios contundentes sobre sus amigos y sus propios padres.
Su creador, Quino, procede de una familia muy comprometida políticamente, por lo que ha volcado su indignación tanto en el capitalismo como en los regímenes dictatoriales. Cuando el dictador argentino Ongania se hace con el poder, el autor intenta criticar al gobierno de una manera indirecta sin arriesgarse a ir a la cárcel. Lo consigue, no sin cierta autocensura.
Su mundo está muy influido por el Charlie Brown de Schulz y se inspira en él para crear la pandilla de amigos de Mafalda. De hecho, al igual que Schulz, aquí los niños son casi tan adultos como las personas con las que están. Una extrañeza que es ampliamente aceptada por los lectores, que adoran al personaje e incluso lo siguen en los dibujos animados. Aunque podría haber continuado durante mucho tiempo, Quino dejó de hacerlo en 1974 para evitar repeticiones.
Muchos juegos serios abordan el tema del desarrollo sostenible. Pero antes de que se propusieran estas soluciones, las personas innovadoras tuvieron que ir a contracorriente de la sociedad y luchar por mejorar su entorno. Un juego de aventuras con humor, presentado por el National Film Board, enseña a los niños las actitudes que deben adoptar para marcar la diferencia.
Tenemos tendencia a dar prioridad a la inteligencia, sobre todo en relación con las opiniones de los demás. Sin embargo, algunos pensadores creen que todos tenemos el mismo potencial intelectual. La categorización contribuye a dividir a la población e impide la emancipación a través de la educación.
En 2022, la Unión Europea ha estado estudiando la cuestión digital teniendo en cuenta diversos problemas que han surgido en los últimos años. La idea es proteger a los ciudadanos de algunas de las acciones de los gigantes de la web. ¿Es suficiente esta legislación? El debate sigue abierto.
El desperdicio de alimentos es una aberración ecológica y sociológica en los países occidentales. Afortunadamente, algunos países, como España, están tomando medidas para que sus restaurantes y hoteles se adapten. Una legislación interesante, pero que no afecta a una parte importante de los residuos comestibles: los residuos de los supermercados.
Los fertilizantes químicos han permitido que los agricultores se concentren en el monocultivo sin necesidad de recurrir al ganado. Sin embargo, las plantas no pueden absorberlo todo y los residuos acaban en el aire y el agua. ¿Podríamos estar libres de fertilizantes en Europa en 2050? Sí, volviendo a enfoques más tradicionales.